Los ataques de los hutíes en el mar Rojo y el golfo de Adén están complicando seriamente el tráfico marítimo, y algunas navieras han decidido utilizar largas rutas alternativas que eviten el canal de Suez, y el consecuente riesgo de ser amenazado por estos piratas. Dicha ruta hace que el viaje se incremente de media en 10 días, con las consecuencias que ello tiene para mercancías y costes.
El caos en el canal de Suez por los ataques de los hutíes
La escalada de los ataques hutíes ha provocado un aumento significativo en los costos de transporte. Por ejemplo, el precio de un contenedor de 40 pies desde China al norte de Europa ha pasado de 1.590 dólares a 4.274 dólares, representando un incremento del 169% en pocos días. Este aumento también se refleja en índices globales como el Global Container Freight Index, que ha experimentado un ascenso del 85%.
Para poner en contexto el problema de los ataques de los hutíes hay que considerar que de media, el 15% del comercio marítimo mundial se ve afectado por estos eventos.
Una problemática que pone en jaque las previsiones económicas para 2024
La crisis en Oriente Medio complica las previsiones económicas de 2024. Factores como el aumento del precio del crudo, el encarecimiento de materias primas, los problemas en el transporte marítimo debido a la crisis en el Canal de Suez y las tensiones en la región del Mar Rojo y el canal de Suez, anticipan un comienzo de año desafiante para el transporte.
Los principales transportistas marítimos, incluyendo Maersk y Hapag Lloyd, han optado por evitar el Canal de Suez, eligiendo la ruta alrededor de África por el Cabo de Buena Esperanza, incrementando significativamente los costos.
Empresas como Maersk ya han aplicado recargos a sus fletes, aumentando los precios de fin de año en unos 700 dólares por contenedor de 20 pies en rutas entre China y el norte de Europa. Se estima que las tarifas de transporte marítimo se han encarecido aproximadamente en un 60%.
Las previsiones apuntan a alzas en los precios en diversos sectores, lo que podría generar preocupaciones sobre una posible recesión en Europa y un impacto directo en los costos de operación del transporte por carretera.