¿Se está produciendo una cartelización del transporte marítimo de mercancías?

El transporte marítimo de mercancías es uno de esos sectores que lleva siendo objeto de noticia de interés general habitual desde hace casi dos años. Primero fue el canal de Suez. Y luego siguieron el goteo de denuncias por parte de operadores y asociaciones hablando de un cártel en cuanto a naves y contenedores. La situación, lejos de mejorar, aún pese a los buenos datos de los puertos españoles, se ha enquistado. Es más, los transitarios consideran que hay una cartelización del transporte por mar, y que no se está haciendo lo suficiente para frenarlo.

Precios disparados y escasa oferta como síntomas de la cartelización en el transporte marítimo

Los costes, esos que fueron portada de los periódicos generalistas y que mostraban crecimientos de hasta tres dígitos porcentuales, siguen disparados. Algunos analistas consideraban que el 2022 debería ser el año de vuelta a la calma, pero la mayoría no está viendo que esos pronósticos se cumplan. De hecho, las cosas no hacen sino empeorar. Las causas que están detrás de esa cartelización del transporte marítimo no se han resuelto, sino que han seguido escalando:

  • Los grandes transportistas marítimos cuentan con un gran poder de mercado están expulsando a los transitarios independientes del mercado.
  • La potencia financiera de estos operadores, así como sus agresivas estrategias de capacidad de prestación del servicio está reduciendo la oferta de manera considerable.
  • Si la oferta es menor, y cada vez hay menos operadores independientes, estos gigantes pueden convertirse en verdaderos señores del transporte por mar, y manejar casi a su antojo a todas las empresas y operadores integrados en el comercio internacional marítimo.

Cargadores y consumidores: los ya perjudicados de la cartelización del transporte por mar

Los cargadores, todos esos operadores que se encargan de la gestión del transporte para que las mercancías de un productor o vendedor lleguen a su destino y sean puestas a disposición de los distribuidores ya sufren las consecuencias. La escasez de servicios ofertados, los precios que siguen subiendo sin que haya freno, y en muchos casos la nula disponibilidad de la oferta para determinados mercados hace mella. Y si ellos son los más afectados en una primera fase, el consumidor final será el siguiente. Buena parte de los productos de consumo proceden de operaciones import/export de comercio internacional. Y muchos de ellos llegan por vía marítima. Si se produce un atasco, las estanterías estarán vacías. Si la oferta sigue siendo limitada y disparatada en coste, esos productos subirán de precio, y quien lo acaba pagando es el consumidor final.

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